El principal trabajo de LRO, que orbitará nuestro satélite artificial durante doce meses, será obtener datos que permitan cartografiar la superficie lunar con un grado de precisión hasta ahora inédito. Los mapas confeccionados permitirán a los científicos de la NASA determinar posibles sitios de alunizaje. LRO pesa unos 1.916 kilogramos en total, incluidos los 898 Kg. de combustible destinados a las maniobras en el espacio. Está equipada con siete instrumentos científicos y girará alrededor de la Luna siguiendo una órbita polar a sólo 50 kilómetros de altura, la más baja hasta ahora jamás descripta hasta la fecha.
Por su parte, LCROSS intentará confirmar o descartar la presencia de hielo en cráteres cuyo interior permanece siempre en la oscuridad. Los científicos han programado la misión para buscar agua en un cráter concreto, cercano al polo sur, donde las emisiones de hidrógeno detectadas previamente parecen indicar la presencia de hielo. El destino de LCROSS será muy parecido al de la sonda lunar nipona Kaguya, que se lanzó cual kamikaze contra la superficie de la Luna hace unos días. En efecto, LCROSS permanecerá acoplada durante tres meses a la última etapa del cohete Atlas V, del que solo se separará poco antes de que éste se estrelle en un cráter lunar a 9.000 kilómetros por hora.
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